viernes, 25 de noviembre de 2011

Fotografía artesanal

Recientemente escuché el término “artesanal” para hacer referencia a un tipo de fotografía más pensada, más meditada, más pausada, más creativa…

Una leve búsqueda en internet ofrece el término “artesanal” para distinguirlo del término “industrial”. De esta forma compruebo varios conceptos:

Real Academia Española: “Artesanal, modernamente para referirse a quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril.”
En otro lado, “Uno de los principales problemas de la artesanía es la competencia con los productos procedentes de procesos industriales de bajo coste, con apariencia similar a los productos artesanos, pero con menor precio y calidad”.
También me llamó la atención esta frase: “El trabajo artesanal rescata tradiciones anteriores a la industrialización”.

Tomo el concepto de “fotografía artesanal” como sinónimo de “fotografía creativa” para desahogarme(¿?) brevemente reflexionando sobre el mismo.

Soy de los que piensan que la fotografía artesanal es aquella que persigue unos fines ciertamente estéticos (la que buscamos, la que se crea), muy diferente de la fotografía rápida, de recuerdo (la que se obtiene, con tanta facilidad, sin “costes” ni esfuerzos, la fotografía que se hace).

Lo dice bien claro Momeñe en su libro “La visión fotográfica”: "Fotografiar es muy fácil y obtener buenas fotografías no es tan fácil". Este gran libro (muy recomendable, por cierto) está cargado de ideas que ayuda a reflexionar un poco más en lo que estamos haciendo como fotógrafos, en lo que queremos hacer, en lo que nos gustaría lograr con nuestras imágenes… Me apoyo en el libro porque algo de artesanal subyace en su reflexión final.

A lo largo de las páginas se comentan diversos de diversos conceptos, como el esfuerzo físico y mental. “Tomar fotografías sin una búsqueda fotográfica es una actividad bastante cómoda" (dice Momeñe). “La búsqueda fotográfica puede generar la ansiedad de creación, una sensación no siempre agradable”. Caminar por los lugares, pasar frío o calor, cargar con la mochila, pensar en los encuadres, en las luces, programar nuestras sesiones… a veces no es tan cómodo como tomar imágenes desde un sofá. Si a esto le unimos el estado mental y la motivación, debemos reconocer que la cosa se complica. Existen ocasiones en las que uno no se siente con ganas o inspirado. En esos momentos creo que es mejor descansar que tomar imágenes mediocres y sin ganas. Todo se transmite en una imagen; incluso el estado de ánimo del fotógrafo. Nuestras imágenes artesanales requieren de un cierto esfuerzo. Hay que ser conscientes de ello.

Previsualizar. Me gusta como trata el concepto Momeñe: “Las fotografías no se hacen tan solo cuando tenemos la cámara en la mano, sino mucho antes. La cámara solo certifica”. Imaginar cómo respondería una escena ante unos elementos que nosotros mismos nos estamos inventando creo que, ciertamente, es tratar de ser artesanal. Este paisaje que ahora veo, por ejemplo, ¿Cómo sería con nubes, el sol lateral, una luz suave y cálida y el oleaje con marea alta rompiendo contra las rocas?. Ante lo “apacible” podemos ir dibujando un momento que aún no existe, un momento que visualizamos y que solo queda “certificar”.

La mirada fotográfica. Transcribo algunas frases al respecto: “Las fotografías son testimonios del mundo, pero ante todo son testimonios de la mirada del fotógrafo”. “No buscamos escenas o lugares pintorescos, sino miradas. Salimos de casa para aplicar nuestra mirada fotográfica”. “Lo primero que dice un fotógrafo con sus fotografías es “Yo estuve aquí””. Se podría decir que lo que vemos es lo que vió el fotógrafo cuando disparó la cámara. Si sabemos distinguir esa fotografía más “artesanal” podemos ir más allá y pensar que lo que vemos es lo que quiso que viéramos el autor cuando disparó la cámara, es decir, su visión de la realidad, la que nos quiere mostrar. Saber diferenciar esto creo que nos ayuda a entender muchas de las imágenes que vemos hoy en día y apreciemos mucho más de lo que hay frente al plano focal. Quizás por este motivo no hay unas imágenes mejores que otras, sino unas fotografías que nos transmiten más sensaciones que las demás. A veces pienso en lo que hay detrás del visor: donde está el fotógrafo, cómo llegó hasta allí, en qué momento lo hizo, por qué…

Implicación. Dice Momeñe que “para significar el mundo es necesario sentirse implicado en lo que se encuadra a través del visor”. Y también que “fotografiar es retener la respiración cuando todas nuestras facultades convergen para captar la realidad que se escapa”. No comento nada aquí pues él lo dice todo. Apliquémoslo a cualquiera de los ámbitos en los que estamos fotografiando: la naturaleza, un retrato, un bodegón, un reportaje, ese proyecto que tenemos entre manos… Tenemos que enamorarnos del decorado, empaparnos de su esencia, solo así transmitiremos algo.

En definitiva, ¡me lo aplico!. Creo que debemos ser más autocríticos, preguntarnos muchas más cosas que antes, ser un poco más reflexivos sobre lo que hacemos. Paremos un breve instante, seamos más artesanales y menos automáticos o fabriles. ¡El objetivo no es otro que continuar aprendiendo!. Podemos descartar muchas cosas que “ya están dichas, que ya están fotografiadas”. Todavía existe nuestro espacio porque falta dar “nuestra opinión, nuestra visión/versión de la realidad, nuestra imagen”. Reinventemos y creemos esos instantes. En nuestras manos está el intentar hacerlo siendo un poquito más... artesanos de la imagen. Yo, por supuesto, también lo intentaré; esto era pura reflexión…

martes, 8 de noviembre de 2011

Las aplicaciones fotográficas que nunca tendrá tu ipad

Regreso de un nuevo curso de fotografía de Otoño donde la convivencia casi se antepone en importancia a la gran información que discurre entre las clases, las prácticas, las charlas y los comentarios entre nosotros. ¡¡Qué buenos momentos compartiendo nuestra afición!!.

En los últimos cursos a los que he podido asistir he ido descubriendo cómo las nuevas tecnologías van llegando, cada vez con más frecuencia, a las manos de la gente, imponiéndose lentamente. Si antes los teléfonos táctiles era lo que más se veía, en esta ocasión ya comienzan a aparecer las tabletas electrónicas.

Todos estos aparatos vienen cargados de los programas y las aplicaciones más variopintas que se pueda imaginar uno. En algunos casos se trata de programas que, si bien tienen cierta utilidad, poco o nada pueden aportar al mundo fotográfico. En otros la ayuda es más que ventajosa y sorprendente para la fotografía de naturaleza desplazando, en muchas ocasiones, los métodos tradicionales (mapas, brújulas, horarios solares...). ¡Hay que reconocer la ventaja y el valor añadido que estos sistemas nos ofrecen en la actualidad!.

Desciendo del curso mientras conduzco y, medio apenado por abandonar el intenso fin de semana y haber conocido tan buena gente, ya estoy procesando. Pero no lo hago con mis fotos, no… Voy procesando mentalmente ciertos momentos comparándolos con estas aplicaciones que he visto a lo largo de estos días de convivencia. Reflexiono y pienso en esas aplicaciones que nunca tendrás ni en tu ipad, ni en tu iphone, a saber:

Aplicación “3D volumétrica óptima”. Se trata de una aplicación que consistiría en enfocar el sujeto a fotografiar, vamos a suponer un haya majestuosa, con el aparato en cuestión. Sin dejar de pulsar el modo “grabación” se rodea el elemento principal de nuestra futura fotografía. Cuando se ha girado completamente en torno a él de pulsa “fin” y tras unos segundos de espera el instrumento eléctrico te señala el punto óptimo desde donde se obtendría el máximo volumen del sujeto, el mejor lugar de luz de ese momento, el punto óptimo de encuadre para producir ese impacto visual que todo fotógrafo desea.

Aplicación “Sentímetro natural”. Una aplicación que necesita de un parche a colocar en el pecho del usuario, ¡pura novedad!. El interés de esta aplicación reside en que capta cosas tan sencillas como las pulsaciones cardiacas, el nivel de adrenalina estimada ante un estímulo externo, apertura de la retina y otros elementos físicos como la respiración en reposo, (quizás copiados de aplicaciones ya anteriores pero de gran ayuda en esta). Se coloca durante la aproximación al santuario natural a fotografiar, por ejemplo al acercarnos a un bosque otoñal en pleno apogeo y esplendor. La aplicación capta todas aquellas frecuencias ofreciendo distintas gráficas referentes al estado del usuario. Valora tu nerviosismo, inquietud y se puede afirmar que casi penetra hasta el ámbito sentimental pues raramente falla. Te indica, finalmente, si tu estado de ánimo va a ser el óptimo ante el espectáculo que tienes delante, graduando en una escala de 0 a 100 el nivel que van tomar las fotografías a realizar en el interior (en este caso del bosque). Si el nivel final es bajo se recomienda al fotógrafo abandonar la localización sin entrar siquiera en ella, pudiéndose desplazar a nuevos lugares. ¡Figuraos el tiempo que nos ahorra para fotografiar!. Es cara pero merece la pena.

Aplicación “VisionRaw”. Cable al iphone o ipad desde nuestras gafas ópticas o de sol, a la que hemos instalado una especie de sensores, muy fáciles de colocar en cualquier moldura. Durante un viaje (por ejemplo conduciendo) dejas la aplicación encendida… Al final del viaje se te han descargado al iphone/ipad los diez mejores encuadres de luz, sujetos y momentos que tus ojos hayan visto y lo hace ¡en formato Raw!. La resolución todavía no es demasiado grande pero los archivos son procesables en cualquiera de nuestros programas fotográficos. Ideal para no perderse nada y aprender a mirar el mundo desde un punto de vista más fotográfico. Posibilidad de utilizar estos archivos como catálogos-favoritos de lugares a fotografiar en un futuro (con mejor luz, cámara y lentes adecuadas…etc).

Aplicación “SMP- Social Media Point”. Una especie de Bluetooth que detecta los iphone/ipad más cercanos y te muestra la web, blog, galería de flickr, myspaces, facebook y cualesquiera otras páginas que el propietario de ese iphone/ipad haya registrado en su perfil. No hace falta que la aplicación esté instalada en los dos dispositivos. Cualquiera puede ya conocer (y guardar) la galería de fotos que la persona de la mesa de al lado tiene subida a la red, con solo detectar su móvil o tablet gracias a esta aplicación. Funciona sin conexión a la red al registrarse en tus favoritos únicamente direcciones webs (para acceder a la galería en cuestión ya necesitaríamos la cobertura necesaria). Utilizada de forma consciente por ambos usuarios permite ahorrarse el apuntar correos, webs y otros datos de internet.

Aplicación “Filtro Degradado Intenso”. Aunque no es fotográfica, copia casi literalmente su nombre de uno de los filtros que solemos utilizar en fotografía de naturaleza. Consiste en introducir una serie de valores ante una extensa encuesta que se te presenta. Es táctil y sencilla. Se trata de preguntas referentes a tu vida personal, sentimental, profesional, anímica, psicológica, económica, soñadora, motivacional…a las que solo hay que poner un ”Si” o un “No”. Nunca se repiten en el mismo orden y son aleatorias en cada uso. Se recomienda su descarga y utilización para cuando surgen nuevas encrucijadas en la vida o cuando, ficticiamente uno se plantea preguntas del tipo “¿Qué pasaría si…?”. Al final, la aplicación te ofrece otros nuevos rumbos óptimos para tu vida, considerando tu edad y las circunstancias y sentimientos que te rodean. La descarga es gratuita, aunque el filtro en cuestión es tremendamente difícil de aplicar por usuario final, que vuelve, en casi todos los casos, a su vida normal. Por ello se antoja una aplicación de baja efectividad y provecho (aunque han existido personas a las que les ha ayudado a dar el paso ante sus grandes deseos). Peligrosa pues no garantiza la felicidad. Ideal para soñadores.

Ninguna de estas aplicaciones existe (ni existirán?). He podido vivir las situaciones planteadas en las cuatro primeras aplicaciones sin necesidad de aparatos tecnológicos; simplemente con las expresiones de los ojos de mis compañeros, conversando, buscando encuadres, poniéndonos nerviosos, intercambiando nuestros datos, disfrutando de la naturaleza,… compartiendo corazones. Dejar nuestro futuro en manos de la ultima aplicación sería una verdadera locura. Sin embargo, podríamos utilizar el filtro sin “calarlo” del todo y decirnos “¿Qué pasaría si…

...nos vierámos de nuevo el año que viene?”